MARÍA Y LA LUNA.   Derechos diponibles 


María baja todos los días a jugar al patio de su casa, le gustaría saltar la valla y jugar con otros niños, en lugar de estar sola en el patio vacío, pero sus padres no le dejan. Una noche, María bajó al patio, y recibió una inesperada visita: la Luna, que, huyendo de la monotonía, comenzó a plantar flores. Desde ese momento, llena sus días plantando semillas que tal vez le envía la luna, con la curiosidad de ver crecer la vida. 

De pronto, sintió que alguien se acercaba. El patio seguía en silencio mientras se iba iluminando. Era la Luna.

-¿Qué haces aquí? – le preguntó sorprendida.

-Hago lo que me da la gana. – contestó María atrevida.

-Te has escapado... ¡como yo!- dijo La Luna guiñándole un ojo.

-No me he escapado- se defendió rápidamente María- subiré a casa cuando me apetezca.


Grupo ANAYA.  Madrid, 2011 DESCATALOGADO EN 2019

Colección Sopa de cuentos

 

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2.600 ejemplares vendidos DESCATALOGADO

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